miércoles, 9 de octubre de 2019

La devoción a la Virgen de Chapi, patrona de la región Arequipa, se remonta al siglo XVII, cuando fue traída al Perú por misioneros franciscanos. Desde entonces, y tras una serie de sucesos considerados milagrosos, esta advocación de la virgen María es venerada por un creciente número de fieles procedentes de todas partes del país que le rinden un gran homenaje cada 1 de mayo.



La primera vez que aparece el nombre de Chapi en un documento histórico data de 1655. Allí se hace referencia a un valle pequeño llamado Chapi, ubicado en el repartimiento de Pocsi, ubicado a poco más de cuatro kilómetros del actual Santuario de Chapi, en el actual distrito de Polobaya. Este se localiza a dos horas del centro histórico de la ciudad de Arequipa.

Respecto a la palabra “Chapi”, los entendidos indican que proviene de las expresiones en quechua “Chaypi, Chaypi”, “Chajchay llallápi” y “Chaj llallápi”, que significan “Aquí nomás”, “Aquí, aquí”, “Hasta aquí”

Cuenta la tradición que la imagen, bautizada con el nombre de “Nuestra Señora de la Purificación del Valle de Chapi”, pero popularmente conocida como “Virgen de Chapi” o “Mamita de Chapi”, fue encontrada en un cerro cercano al complejo arqueológico Churajón y tras el terremoto de 1743 se decidió trasladarla hacia el antiguo valle de Chapi, donde se levantó una iglesia en su honor. Debido a los desmanes ocurridos durante su festividad en 1793, el párroco de entonces dispuso el traslado de la imagen a la localidad de Sogay. 

Después de avanzar un buen trecho, los cargadores de la imagen se detuvieron a descansar para recuperar fuerzas. Entonces, se produjeron ráfagas de viento cada vez más intensas hasta convertirse en una tempestad cargada de tierra. 

Una vez que cesó la tormenta y cuando los cargadores se disponían a continuar la marcha, notaron que la imagen estaba tenía más peso y pese a los esfuerzos que hicieron por levantarla, sentían que las fuerzas flaqueaban. Este hecho fue interpretado como la voluntad de la Virgen de permanecer en Chapi y la noticia se diseminó con rapidez por todos los rincones de Arequipa.

En 1868 ocurrió otro terremoto que azotó la región Arequipa. La fuerza del movimiento telúrico provocó el derrumbe de la iglesia donde residía la imagen de la Virgen de Chapi. Sin embargo, ella fue la única que quedó ilesa entre los escombros. Este suceso fue interpretado como un milagro y la devoción a la Virgen de Chapi traspasó fronteras y se extendió a otras regiones vecinas.

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